El reciente viaje a Caleta Olivia dejó una huella imborrable en la historia del handball de Estudiantes. Por primera vez, dos equipos del club —masculino y femenino— llegaron a una final nacional, con el equipo masculino consagrándose campeón y el femenino obteniendo un subcampeonato que también se celebró como un triunfo.

Para Ariel Pujol, uno de los entrenadores junto a Francisco Denuncio y Franco Vila, la experiencia fue “espectacular desde lo deportivo y desde lo humano”.

“Con este grupo habíamos ido al primer nacional de menores hace unos cinco años. Verlos hoy, jugando una final nacional, fue algo muy gratificante para nosotros. Ver esa evolución nos llena de orgullo.”

Durante el torneo, los dos planteles compartieron entrenamientos, momentos de viaje y estadía, construyendo un ambiente de compañerismo que los marcó profundamente.

“Hubo una comunión increíble entre ambos grupos. Las chicas alentaban a los chicos y los chicos a las chicas. En el hotel, en los entrenamientos, en los juegos… todo fue compartido. Desde el primer día hasta el último tiramos todos para el mismo lado.”

También se sumaron un chico y una chica de otros clubes, quienes fueron recibidos como parte de la familia albinegra.

“Los chicos del club los incluyeron como si hubieran estado toda la vida. Ellos mismos nos dijeron que se sintieron súper cómodos. Eso habla del grupo humano que tenemos.”

Pujol llegó al club en 2016, cuando el handball de Estudiantes daba sus primeros pasos hacia el crecimiento competitivo que hoy muestra con orgullo. Desde 2018, junto a Pancho Denuncio y Franco Scalise, consolidó un proyecto con una idea clara: formar, competir y representar al club en los torneos nacionales.

“Siempre tuvimos la idea de crecer y de representar al club de la mejor manera. Este logro refleja años de trabajo, de perseverancia y de creer en un proyecto común.”

El entrenador también destacó la presencia de las familias y la comisión directiva, que acompañaron el viaje con la misma pasión.

“El sentido de pertenencia que transmitimos los profes lo absorbieron los chicos y las familias. Lo vimos en los abrazos, en los festejos, en cómo se vivió todo el viaje. Fue realmente emocionante.”

Para Pujol, más allá del título y las medallas, lo más valioso de Caleta Olivia fue lo que se construyó entre todos:

“Esto es el reflejo de lo que venimos haciendo hace años. No solo por los resultados, sino por ver cómo crecen los chicos, cómo disfrutan del deporte y cómo aman al club. Lo más lindo fue verlos a todos juntos, alentando, disfrutando y sintiendo Estudiantes.”